Nuestra señora de Guadalupe la Iglesia que se encuentra en el cantón el Hormiguero municipio de Comarcaran es una de las más impresionantes, su arte estilo románico la destacan apreciando y admirando su fachada que la convierte en una verdadera joya arquitectónica de todos los tiempos, su peculiar la hace llamativa, lo único malo es que esta abandonada, pero aun se puede apreciar lo hermosa que un día fue. Aun conserva algunos detalles como lo son: arcos de medio punto entre columnas, piso de ladrillo de barro, encielado de madera en el altar mayor, columnas toscanas de madera, frontón, calicanto y canecillos en su fachada noreste.
En 1889 la familia González tuvo la iniciativa de traer de México una imagen de la Virgen de Guadalupe y la de Jesús Nazareno del Santo Entierro, esto se izo llevando a cabo un gran sacrificio, puesto que la trajeron por cordillera. En ese tiempo no existía iglesia alguna, y la imagen de la virgen de Guadalupe fue recomendada a la iglesia de Comarcarán, hasta que se construyera la iglesia que la albergaría. En 1909 dio inicio la construcción del templo de El Hormiguero para lo cual Don Emilio González destinó aproximadamente una manzana de terreno.
El Maestro de Obra era Don Hermógenes Romero, vecino del lugar, el cual fue asesorado por los padres franciscanos de San Miguel. La fachada se construyó con piedras talladas, traídas en carreta de la población de “Río Vargas”, cercana al municipio de Uluazapa, la madera utilizada era Carreto y Guanacaste (maderas finas y muy preciadas en el mundo de la carpintería), un detalle del piso de la iglesia es que una de las baldosas de
barro tiene la huella del pié de una niña, que según decir de la gente de la comunidad, es la huella de Doña Guadalupe González, quien era hija de Don Emilio González. Las dos campanas, llamadas María y Conchita fueron traídas de Italia, por medio de poleas se colocaron en su respectivo campanario. Sistemas constructivos: Calicanto en fachada poniente; adobe en Fachadas norte, sur y oriente, y mampostería de piedra en fundaciones; y en el interior es de adobe La construcción del templo se concluyó en 1918, con fondos aportados por los mineros y se dedicó a la Virgen de Guadalupe y a Jesús Nazareno del Santo Entierro. Se pensó en recobrar la imagen de la Virgen de Guadalupe,
pero lastimosamente ya no fue posible por tal motivo Don Emilio trajo de México un cuadro de la Santa Patrona, que actualmente podemos ver en el presbiterio de la iglesia.
Estilo artístico que floreció en Europa desde aproximadamente el año 000 d.C. hasta la aparición, en la segunda mitad del siglo XII, del estilo gótico. Se desarrolló principalmente en el campo de la arquitectura, aunque también se aplicó a la escultura, la pintura y las artes decorativas. El estilo prerrománico en muchas regiones fue una prolongación del
arte y arquitectura paleocristianos. Así ocurrió por ejemplo con las iglesias de Roma, construidas en planta basilical. En el románico italiano la fachada suele ser triangular sin torres (especialmente en el estilo lombardo, con una torre o flanqueada por dos, también llamada “armónica”, que simboliza la puerta de la ciudad de Dios. El arco de medio punto predomina respecto al ojival, divide las naves y separa rítmicamente la secuencia de vanos. El parteluz, una pilastra esculpida que se eleva en el centro de la puerta. Las ventanas geminadas o bíforas se pueden encontrar en las torres de los campanarios o alineadas en frisos de arquillos ciegos para adornar la fachada o los muros laterales.
La planta basilical de los primeros tiempos se modificó de acuerdo con las necesidades litúrgicas de la misa, en la que un miembro del clero situado en el altar dirige la oración de los fieles y oficia los ritos religiosos. El símbolo de la cruz se añadió a la planta de los emplos mediante la ubicación de un transepto, o nave perpendicular, en la zona próxima al ábside. De esta forma se creaba la distinción entre las naves, reservadas a los fieles, y el presbiterio, espacio posterior al transepto o crucero que contenía el recinto de los monjes (el coro) y el altar mayor, que debe ser el punto de atención más importante del templo. Para resaltarlo aún más, este altar mayor se enmarcaba en el ábside, una prolongación de la nave central de forma poligonal o semicircular, que en ocasiones estaba rodeado por la girola o deambulatorio, dispuesto como continuación de las naves laterales.
En el templo también debía haber otros altares, necesarios para la celebración de las misas diarias de los monjes, situados dentro de pequeños absidiolos adosados al transepto y al deambulatorio. A los pies de la nave, precediendo la entrada al templo, aparecía el nártex, una antecámara o pórtico para recibir a los peregrinos y que no debían traspasar los catecúmenos.
Saint-Philibert de Tournus (950-1120) ya dispone de todo un catálogo de arcos de refuerzo, arcos torales, bóvedas de medio cañón y bóvedas de medio cañón transversales que apean los esfuerzos de la gran bóveda de cañón situada sobre la nave central, con ventanas de claraboya bajo su línea de impostas, en la parte alta de los muros. Como resultado de esta evolución se impuso el uso de bóvedas de arista, que permiten situar fácilmente un claristorio en la parte alta de los muros, que constituye una especie de
coronación lumínica a lo largo de la nave central, Para mantener la misma segmentación en las naves laterales, de menor altura y anchura, se duplicaba en ellas el número de bóvedas.
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